Ni la anarquía ni la minarquía son necesariamente liberales

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Acabo de leer Anarchy and the Law de Edward Stringham, una interesante colección de artículos y extractos a favor y en contra del anarquismo de libre-mercado (mejor conocido como anarcocapitalismo, anarquismo individualista, etc.). Uno de los ensayos, de David Osterfeld, señala que no existe garantía de que las instituciones anarcocapitalistas generen una ley liberal, especialmente en una sociedad donde la mayoría de la población comparta algunas creencias no liberales. En un pie de página él afirma correctamente que yo reconozco la distinción entre anarquismo y liberalismo, pero se equivoca al declarar que yo esquivo el dilema al rechazar clasificarme como liberal.

Su error más fundamental consiste en creer que este es un argumento en el debate a favor del minarquismo. Una vez que estableces tu gobierno limitado, no tienes ningún modo de garantizar que lo que produzca sea una ley liberal. Si la ley es creada por una democracia directa, la mayoría puede votar a favor de prohibir la heroína o la prostitución. Si es creada por una democracia representativa, los representantes pueden votar así, si esa posición es apoyada por la mayoría de los votantes. Si la ley ha de ser mantenida libre por los tribunales, los tribunales pueden decidir en sentido contrario.

La única solución completa a este problema es hacer trampa—definir nuestro sistema preferido en términos de resultados y de instituciones. Como consecuencia, un anarquista liberal puede afirmar que la sociedad que él defiende es una sociedad liberal que produce una ley liberal, del mismo modo que lo puede hacer el minarquista. En cualquier caso, una vez que las instituciones son establecidas, éstas no se verán constreñidas por cómo sus proponentes las definieron.

Existe, sin embargo, una solución parcial, por lo menos en el lado anarquista del argumento—uno que yo desarrollé en Machinery of Freedom y, con más detalle, en un ensayo posterior. El mercado de la ley en una sociedad anarcocapitalista, tenderá a producir una ley económicamente eficiente por razones relacionadas, pero no idénticas, a las razones por las que otros mercados tienden a producir resultados eficientes. Los liberales creen que la libertad funciona, que la ley liberal se relaciona por lo menos aproximadamente a la ley eficiente. Si esa creencia es correcta, habrá una fuerte tendencia para que el mercado de la ley genere una ley liberal.

Que yo sepa, no existe ningún argumento comparable del lado minarquista del debate, ninguna buena razón, más allá de esperar que todo el mundo se haya hecho liberal, para pensar que la ley producida por mecanismos políticos sea eficiente o liberal.

Ni la anarquía ni la minarquía son necesariamente liberales. Pero la anarquía se acerca más.

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