Venezuela: Tiempos de construir

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“Totalitarismo es la nueva palabra que hemos adoptado para describir las inesperadas pero inseparables manifestaciones de lo que en teoría llamamos socialismo”.

Friedrich Hayek

Con esta máxima, en pleno siglo XX cuando las ideas del socialismo estaban en su mayor apogeo, Friedrich Hayek nos alertaba de que la implementación de un sistema, de lo que en teoría llamamos socialismo, devendría inevitablemente en un totalitarismo. Es un hecho que no podemos pretender comernos un pastel y conservarlo intacto al mismo tiempo, de igual forma no se puede pretender eliminar el carácter totalitario del socialismo y conservarlo como sistema de gobierno al mismo tiempo.

Venezuela es un país con una gran tradición estatista e intervencionista, es de larga data la promulgación de leyes que progresivamente le han dado al Estado injerencia en esferas donde clásicamente le corresponde la actuación a la sociedad. Los artífices de la opinión pública, políticos, actores, humoristas, escritores de novelas, animadores; se han encargado de repetir hasta el hartazgo las consignas del progresismo, es decir que el Estado debe garantizar el acceso a la educación, la salud, las pensiones, la alimentación, el vestido, la vivienda, también que debe promover la cultura, el deporte, el turismo, el ocio, la lucha contra la pobreza, y por supuesto, debe controlar y dirigir la economía, pero además de esto, quizás producto de nuestra gloriosa epopeya independentista y la “exitosa” dictadura militar del general Marcos Perez Jiménez, en el imaginario del Venezolano se requiere de un gendarme necesario para gobernar con mano dura al país, algo así como un dictador paternal.

Hoy después de 18 años de revolución socialista, (y digo socialista sin colocar comillas porque en Venezuela la mayoría de los medios de producción están en manos del Estado o bajo su control, so pretexto de planificar y dirigir la economía, y que es esto en ultima instancia lo que define a un gobierno como socialista), vemos pues como a lo largo de este periodo la oposición encarnada en la MUD ha sido incapaz no solo de relevar en el poder a los actuales gobernantes, sino que ha sido incapaz de detener el avance del socialismo en el país:  ¿Por qué? -me preguntan muchos- y siempre les respondo lo mismo: porque tienen afinidad ideológica. Esto significa que ambos comparten la idea del Dios-Estado, solo que unos lo quieren hacer con rostro humano: los progresistas de la MUD y otros quieren hacerlo al estilo leninista, los revolucionarios del PSUV. Lo cumbre es que, indistintamente de cual sea la forma como se pretenda llegar al socialismo, este devendrá, tarde o temprano en un totalitarismo.

La política trabaja con sistemas de ideas (ideologías), si un partido o grupo de ciudadanos trata de erigirse como oposición al partido de gobierno de turno, debe necesariamente profesar una ideología de signo antitético a este, de lo contrario solo será solo un grupo discrepante, y las discrepancias están presentes aun dentro los mismos partidos, por tanto no puede ser catalogado como oposición a quienes comulgan con el mismo sistema de ideas, es decir que están de acuerdo en lo sustancial, (socialismo) pero no en lo accidental (totalitarismo), entendiendo por accidental las inseparables manifestaciones del socialismo.

Es mucho lo que se habla de los malos gobiernos, pero poco se habla de las malas oposiciones; por ejemplo, no se nos dice que los malos gobiernos avanzan en sus pretensiones en la medida en que se encuentran con malas oposiciones, quienes en vez de servir de muro de contención mientras se preparan para ser gobierno, terminan siéndoles funcionales a los gobiernos que dicen adversar.

La violación de los derechos de libertad de expresión, la falta de insumos, la carestía, la inflación, el desabastecimiento, la criminalidad, los atropellos, los desmanes y las expropiaciones, son consecuencia y no causas, y eso es precisamente lo que ha hecho la oposición en estos 18 años, denunciar a los cuatro vientos los atropellos, los desmanes, los abusos y cualquier “exceso” que cometa el gobierno, todo lo que es accidental, pero nunca la causa que es el sistema: EL SOCIALISMO. Una parte de su dirigencia alardea una y otra vez de manera campante, ser la encarnación de la  verdadera izquierda y los legítimos representantes del socialismo, ellos atribuyen como causas del fracaso al actual gobierno elementos tan superfluos como la corrupción, la ineficiencia, el talante autoritario, y hasta las taras mentales de quienes nos gobiernan, por ningún lado hay una crítica al sistema, otros miembros de la coalición opositora, son una especie de asexuados políticos, no son de derecha pero tampoco de izquierda, no están a favor del capitalismo ni del socialismo. Una forma cobarde de rehuir al debate político, y de legitimar un sistema criminal por antonomasia.

Es hora de organizar una nueva alternativa política de derecha liberal a favor del gobierno limitado, la propiedad privada y los mercados libres; es hora de que la sociedad le imponga límites al Estado y con ello a la tiranía, es el momento de abandonar la idea de que el Estado debe dirigir a la sociedad a su antojo, es hora de ser libres como jamás lo hemos sido, es tiempo de construir una nueva oposición que se atreva a denunciar el carácter criminal del socialismo como sistema y deslegitime todo vestigio de este, que sea capaz de detener su avance  y revertir sus efectos; de lo contrario seguiremos dando tumbos, a la espera del próximo mesías o gendarme necesario y por omisión nos convertiremos en cómplices de la prolongación de esta barbarie.

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