Por qué fracasarán los tipos negativos de interés

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Why Negative Interest Rates Will Fail Ahora es solo cuestión de tiempo antes de que el banco central de EEUU siga a los bancos centrales de Japón, la UE, Dinamarca, Suecia y Suiza estableciendo tipos negativos sobre los depósitos de reserva.

El objetivo de dichos tipos es obligar a los bancos a prestar sus reservas extraordinarias. La suposición es que esos préstamos impulsarán la demanda agregada y ayudarán a recuperarse a las economías con problemas. Utilizando la misma lógica del banco central que en 2008, la solución para un problema de deuda es añadir más deuda. Y aun así, hay un viejo dicho: puedes llevar al caballo al agua, pero no puedes hacerle beber. Con la economía mundial hundiéndose en una recesión, pocos bancos tienen clientes dignos de crédito y muchos bancos están teniendo dificultades en cobrar préstamos existentes.

Los préstamos morosos en Italia han pasado de en torno al 5% en 2010 a más del 15% hoy. El declive del petróleo bituminoso ha dejado a muchas bancos de EEUU con más de un billón de dólares de préstamos energéticos de alto riesgo en sus cuentas. El entorno de tipo de interés muy bajos en Japón y la UE ha hecho poco por estimular la demanda en un entorno lleno de malas inversiones y limitaciones públicas constantes.

Las políticas del banco central también han llevado los rendimientos de los bonos públicos al territorio negativo. Casi 7 billones de dólares en bonos públicos están cotizando ahora en tipos negativos.

Pero la teoría económica presupone que los tipos negativos son imposibles. Después de todo, ¿por qué ibas a comprar un valor del tesoro a un año por 1.005$ que te dé 1.000$ en un año cuando puedes guardar debajo del colchón los 1.005$ y tener 1.005$ en un año? Algunos dirían que guardar dinero es costoso y arriesgado, pero eso es también verdad para la mayoría de los activos.

La razón es en realidad muy sencilla y muestra en qué se ha convertido en todo el mundo la política monetaria distorsionadora: Tiene sentido comprar un valor por 1.005$ si se pretende venderlo antes de su vencimiento al banco central por más de 1.005$. En el mundo actual, se espera normalmente que el banco central compre el valor y pierda dinero con ello. Es solo otro tipo de monetización de deuda.

(Y, por cierto, es algo que los alemanes querían categóricamente evitar cuando se creó el BCE).

¡Solo tenemos que imprimir más dinero!

El problema real es la forma en que se enseña política monetaria es casi todos los programas de grado y posgrado en el mundo. Si tomamos cualquier libro de texto de macroeconomía, este explicará cómo los tipos de interés se determinan por la demanda y la oferta de liquidez. La economía de trata como un coche y los tipos de interés se ven como el acelerador. Cuando la realidad no se ajusta al modelo, el economista actual, en lugar de cuestionar modelo y teoría, supone que más de lo mismo acabará obligando a la realidad a ser como el modelo.

El problema aparece por una incomprensión fundamental del papel de los tipos de interés. Mises en 1912 tenía esto que decir cerca de la visión ilustrada actual del dinero:

[Esta visión del dinero] considera el interés como una compensación de la renuncia temporal al dinero en su sentido más amplio, una visión realmente de una ingenuidad insuperable. Los críticos científicos han estado perfectamente justificados para tratarla con desdén, apenas merece siquiera una mención somera. Pero es imposible evitar señalar que estas mismas visiones de la naturaleza del interés tienen un lugar importante en la opinión popular y se proponen y recomiendan de nuevo continuamente  como base para medidas de política bancaria.

En realidad, los tipos de interés reflejan la relación de valor asignada al consumo actual con respecto al valor asignado al consumo futuro. Es decir, el dinero no es solo un producto que pueda resolver nuestros problemas si simplemente creamos más. El dinero sirve para una función clave de coordinar la producción con la demanda a lo largo del tiempo.

Así que cuanto más se interfiera con los tipos de interés, más se crea un desalineamiento entre demanda y oferta a lo largo del tiempo y mayor será el ajuste para realinear la producción con la demanda para devolver la economía a un crecimiento económico sustentable con niveles crecientes de vida (ver aquí y aquí). Los tipos negativos solo asegurarán  y desalineamiento todavía mayor entre producción y demanda.

Igual que en Japón, las economías occidentales que sigan una política a largo plazo de tipos bajos o negativos de interés pueden esperar décadas de bajo crecimiento, salvo que estas políticas monetarias “heterodoxas” se abandonen rápidamente. Las recesiones no son un problema de demanda insuficiente. Son un problema de oferta desalineada con demanda.

La guerra contra el efectivo

Entretanto, un objetivo de algunos de los asistentes a Davos y otros ha sido empujar al mundo hacia una sociedad sin efectivo, ya que un aumento en las tenencias de efectivo limitaría la eficacia de los tipos negativos. Saben que si eliminaran el efectivo, los bancos centrales tendrían un mayor control sobre la oferta monetaria y capacidad de guiar a la economía hacia sus objetivos macroeconómicos.

Mientras haya efectivo físico, la gente lo guardará en tiempos de incertidumbre. Es una alternativa sensata cuando todas las demás opciones parecen improductivas o irracionales y mantener efectivo en un banco en una época de tipos negativos es, en igualdad de condiciones, irracional. Por tanto no es sorprendente que a los bancos centrales les atraiga eliminar la capacidad de tener efectivo fuera del sistema bancario. Lo peor de todo es que la gente que tiene efectivo fuera del sistema podría estar ahorrándolo en lugar de gastándolo. Naturalmente, desde la perspectiva keynesiana, hay que parar esto.

Esta es solo la última frontera en la política monetaria radical de la que hemos sido crecientemente testigos desde la crisis financiera de 2008. Sin embargo la mejor política monetaria es no tener una política monetaria en absoluto y los banqueros centrales deberían tomarse unas largas vacaciones de forma que la economía mundial pueda finalmente curarse a sí misma.


Publicado originalmente el 16 de febrero de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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