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Lucha y competencia: una comparación.

Articulo de Ludwig 4En muchas ocasiones, cuando se tratan temas económicos, surge la palabra «lucha» como metáfora para la competencia. Es cierto que estas sirven para enriquecer lo escrito y hacer más amena la lectura. No obstante, hay un inconveniente con el abuso de este recurso literario y es que el mensaje queda tergiversado cuando se olvida que tal o cual expresión es una metáfora, cuando dicha metáfora se desdibuja. Es así como muchos han afirmado que la competencia viene a ser algo así como la depravación del hombre contra el hombre donde pelean violentamente y hasta la muerte. Nada más lejos de la realidad.

La competencia no implica hacer la guerra, ni excluye la cooperación. De hecho, es una de las formas de cooperación social porque hay un incentivo mutuo para mejorar en el bien o servicio que se presta. En relación con esto, Ludwig von Mises destaca tres diferencias entre lucha y competencia en su libro Socialismo.

Sobre el primer punto de diferenciación entre lucha y competencia, Mises lo que dice es que poco importa el rencor al que te compite siempre que esto no lleve a agresiones de la propiedad ajena. Y que esto no es igual al odio originado por diferencias raciales, religiosas, etc.

Sobre el segundo punto, Mises plantea el fenómeno de la selección social que, valga decir,  implica un evolucionismo que no es de mi agrado ya que es de tipo darwinista y prefiero el desarrollado por Menger y Hayek; (a propósito, el planteamiento evolucionista hayekiano apareció después de la publicación de Socialismo). En todo caso, el proceso de selección en el mercado cumple una función social y es donde más resalta el tema de la cooperación social. No es sólo que hay una motivación entre todos para hacerlo mejor y desplazar al otro sino que, en el proceso, los consumidores se benefician de esto porque obtienen bienes y servicios más baratos y de mayor calidad. Y antes de seguir, quiero resaltar dos cosas:

1.- Que competidores o empresarios y consumidores son tan solo etiquetas para el análisis. En la vida real no existen empresarios aparte y consumidores aparte. Todos somos empresarios y todos somos consumidores. Empresarios en tanto que emprendemos una acción usando los medios a la mano para ofrecer un bien o un servicio que se intercambia. Consumidores en tanto que necesitamos satisfacer necesidades.

2.- Que se compite por satisfacer una necesidad particular a través de la cooperación con otros empresarios que producen bienes y servicios, los cuales me sirven como medios para elaborar mi producto o que mi producto les sirve a ellos como medio para elaborar su producto.

Siguiendo con el proceso de selección, hay que decir que uno de los dos pierde y el otro gana. Esto es, que uno de ellos reportará en el Estado de Resultados una ganancia y el otro una pérdida. ¿Por qué ocurre esto? Porque uno de ellos logró identificar o tuvo la intuición para darse cuenta de una necesidad de los consumidores que no estaba satisfecha y que ellos querían satisfacerla mientras que el otro falló en esto. Luego, el sistema de ganancias/pérdidas es un mecanismo que ofrece información a los empresarios sobre si están satisfaciendo las necesidades de los consumidores. El que ganó, sabe que debe o mantener la calidad del bien o servicio o mejorarlo aún más buscando siempre calidad a bajo precio mientras que el otro aprende que lo está haciendo mal y que debe mejorar o dedicarse a otra cosa. Esta situación es deseable por dos aspectos:

1.- El consumidor, que es lo primordial para el objeto de la economía, ve su calidad de vida aumentada al recibir bienes y servicios de calidad a bajo precio o, viéndolo del lado de la remuneración, hay un aumento del salario real.

2.- Que los recursos, que son escasos, dejarán de despilfarrarse por el empresario que no comprende las necesidades de los consumidores.

Así las cosas, ¿es correcto que el gobierno intervenga para “ayudar” a la economía dándole privilegios al que tiene pérdidas en el mercado? ¡No! Y, no obstante, esto es lo que usualmente hacen los gobiernos, bien sea porque consideran que si A quiebra, va a haber crisis o porque A es amiguito del gobierno de turno. Luego, las medidas tomadas para ayudar a A hacen que desaparezcan los incentivos por mejorar los bienes y servicios ofrecidos a los consumidores. Es decir, el gobierno termina perjudicando a todos ayudando a uno solo. Y, por esta razón, es que soy enemigo de los empresaurios mercantilistas a quienes no les gusta competir. Y los incentivos para hacerse amiguito del gobierno nacen cuando el gobierno crea barreras al mercado o crea privilegios a través de la legislación.

Por poner un ejemplo, supongamos que juegan el Barça y el Madrid. El primero lleva 9 goles y el segundo 0 y faltan cinco minutos (nada personal, yo no veo fútbol y, por tanto, no soy de ninguno). ¿Es justo que el árbitro o alguna figura de autoridad se imponga y diga a los del Barça que tienen prohibido quitarle la pelota al Madrid y que su portero está obligado a no parar las pelotas que disparen los del Madrid para ayudarlos a que metan gol debido a que los pobres no han hecho ninguno? A mi me parece completamente injusto por la misma competencia per se y por los consumidores. ¿Acaso un juego así es divertido de ver?

El tercer punto al que alude Mises tiene que ver con otra razón:  la metáfora de la lucha en la competencia es sólo eso, una metáfora. Cuando alguien pierde en el proceso de competencia, no muere, ni recibe daños de ningún tipo excepto la decepción y el malestar por haberse equivocado. En una lucha de verdad hasta la vida misma está comprometida. En palabras de Mises (1968: 324):

La lucha, en el sentido propio y original de la palabra, es antisocial: hace imposible la cooperación entre los combatientes, elemento que es fundamental para la unión social. Destruye la comunidad de trabajo en donde ya existe. La competencia, al contrario, es un elemento de la cooperación social. Constituye el principio ordenador de la sociedad. Desde el punto de vista social, la lucha y la competencia son diametralmente opuestas. (Las negritas son mías).

En definitiva, no hay tal cosa como una especie de guerra o lucha en la competencia sino que es una forma de cooperación social por lo que, cualquier afirmación en contra, sólo muestra un desconocimiento de teoría económica.

 

Bibliografía recomendada:

 

Hayek, F. (1945). El uso del conocimiento en la sociedad. New York: American Economic Review.

— (1990). La fatal arrogancia: los errores del socialismo. Madrid: Unión Editorial.

— (1998). Los fundamentos de la libertad. Madrid: Unión Editorial.

— (2004). El orden sensorial: los fundamentos de la psicología teórica. Madrid: Unión Editorial.

Huerta de Soto, J. (1992). Socialismo, cálculo económico y función empresarial. Madrid: Unión Editorial.

Kirzner, I. (1998). Competencia y empresarialidad. Madrid: Unión Editorial.

Menger, C. (1997). Principios de Economía Política. Madrid: Unión Editorial.

Mises, L. (1968). Socialismo: análisis económico y sociológico. Buenos Aires: Instituto Nacional de Publicaciones.

— (2011). La acción humana: tratado de economía. Madrid: Unión Editorial.

O’driscoll, G (Jr.) y Rizzo, M. (2009). La economía del tiempo y la ignorancia. Madrid: Unión Editorial.


Ludwig Laborda: Coordinador de Proyectos del Instituto Ludwig von Mises Venezuela. Twitter: @ludwigln

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