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La simplicidad del dinero sólido

Entender el actual y retorcido sistema monetario fiduciario nacional e internacional requiere francamente una buena cantidad de tiempo y estudios. Uno debe entender la banca de reserva fraccionaria y la forma en que este sistema afecta a la oferta monetaria. Uno debe entender el proceso en múltiples pasos por el que los bancos crean dinero de la nada.

Uno debe entender las operaciones en el mercado abierto del banco central. Internacionalmente, uno debe tratar de entender los tipos de cambio flotantes, cómo son manipulados por los bancos centrales y el impacto resultante en las economías nacionales. Por ejemplo, ¿es mejor para un país rebajar su tipo de cambio en relación con otras divisas o hacer lo contrario?

Estos asuntos nunca son entendidos por los políticos, que parecen estar entre los más ignorantes en asuntos económicos, así que la política monetaria va y viene de acuerdo con qué grupo económico tenga el control temporal de los engranajes del gobierno y particularmente de los bancos centrales.

Tan sencillo que incluso un niño puede entenderlo

En un entorno de dinero sólido, por el contrario, hay pocas confusiones o polémicas. Bajo un dinero sólido, cuando el dinero es un material (para esta explicación supongamos que fuera el oro), todos, en cierta medida, entienden la teoría monetaria. Ya sea un individuo, una familia, una corporación o una nación, uno tiene dinero o no. Realmente es así de sencillo. Incluso los niños conocen la naturaleza del dinero. Un niño aprende rápido que las cosas que quiere cuestan dinero y si lo tiene o no. Si no lo tiene, rápidamente entiende que hay maneras de conseguirlo. Puede pedir a sus padres un aumento en su paga. O puede ganar el dinero que necesita haciendo tareas en la casa o a amigos y vecinos. Podría conseguir tomar prestado el dinero para compras grandes, prometiendo devolvérselo a sus padres ya sea de sus pagas futuras o de ganancias futuras anticipadas por hacer otras tareas. Sus padres pueden evaluar esta solicitud de préstamo sencillamente considerando la probabilidad de que su paga y lo que saque de las tareas sea suficiente.

¿En qué se diferencia esto cuando se aplica a adultos, empresas o gobiernos? En un entorno de dinero sólido, son lo mismo. Los individuos ganan lo que gastan en la familia y pueden pedir prestado al banco para comprar una casa o un coche nuevo. El prestamista examinará si la renta de la persona basta para devolver el préstamo. Si la familia pasa malos tiempos, puede pedir ayuda a parientes u organizaciones de caridad. Las empresas tienen más medios con los que financiar sus operaciones. Los accionistas proporcionan a la empresa su capital inicial. Posteriormente, cuando las ganancias normales sean insuficientes para financiar una expansión deseada, el empresa puede tomar prestado con cuentas a cobrar y inventarios, que proporcionan diversos grados de seguridad al prestamista.

Tan sencillo que incluso un político puede entenderlo

Las finanzas de un gobierno nacional, bajo un sistema de dinero sólido, son poco diferentes de las de una familia o una empresa. Necesita recaudar en impuestos lo que gasta. Si sufre un déficit presupuestario, puede recortar el gasto, intentar aumentar los impuestos o tomar prestado en el mercado abierto. En un entorno de dinero sólido, hay un límite a la cantidad de deuda en la que incluso un gobierno puede incurrir, debido a la necesidad de devolver el préstamo a partir de los ingresos por impuestos futuros. Si el mercado cree que esto puede no pasar, la calificación del crédito de la nación puede sufrir y sus costes de tomar prestado aumentarán, tal vez hasta el punto en que la nación se vea completamente fuera del mercado del crédito. ¡Pero esto es bueno! ¡El mercado introduce disciplina práctica que incluso un político puede entender! Bajo dinero fuerte, uno no necesita una educación especial para entender el sistema monetario.

Llevando el proceso un paso más allá, cualquiera puede entender la teoría monetaria internacional en un entorno de dinero sólido. La divisa nacional es simplemente una abreviatura para una cantidad de oro. Un dólar de EEUU puede definirse como un treintaicincoavo de una onza de oro, y una libra británica definida como aproximadamente un sétimo de una onza de oro. Los tipos de cambio se convierten en relaciones matemáticas que no varían. Así que un estadounidense comprando productos ingleses intercambiaría sus dólares por libras con un cambio de cinco dólares por libra, es decir, un sétimos de una onza de oro (una libra) dividido por un treintaicincoavo de una onza de oro (un dólar) equivale a cinco dólares por libra. En el sistema bancario, el exportador inglés reclamaría oro del emisor de dólares, ya fuera desde un banco central o un banco privado, a treinta y cinco dólares por onza. Cuando una divisa es simplemente un sustitutivo del oro, o el emisor tiene oro con el que redimir su divisa o no lo tiene.

Los emisores de dinero, sometidos al derecho mercantil y penal ordinario

Cuando una nación gasta internacionalmente en exceso, sus reservas de oro empiezan a disminuir. El dinero, que está respaldado al 100% por el oro, se hace escaso internamente. Los precios internos caen, disparando un aumento en la demanda extranjera de los bienes de la nación. El proceso de pérdida de oro se detiene y luego se invierte. Esta es la clásica “Escuela de la Divisa” de la teoría monetaria internacional. Los bancos comerciales presentan cheques firmados unos a otros diariamente y existiría el mismo proceso para divisas respaldadas con oro. Si un banco emite más billetes  de los que puede redimir en oro al precio prometido, es culpable de fraude. Sus directivos y presidente podrían ser juzgados por un delito de fraude. En otras palabras, la banca estaría sujeta al derecho mercantil ordinario y los directivos y presidentes estarían sujetos al derecho penal ordinario.

El dinero bueno desplaza al malo

El sistema monetario del libre mercado desplazaría fuera del mercado a los malos emisores de moneda. Más aún, los malos emisores de moneda sufrirían la pérdida tanto de sus finanzas personales como, en el caso de abierto fraude, de su libertad personal. Esto sería un incentivo aleccionador para disuadir a los delincuentes y atraer a solo emisores legítimos de moneda. La moneda sería un depósito, es decir, propiedad guardad en beneficio de otro, que debe entregarse ante una reclamación de redención. A nuestro alrededor existen ejemplos análogos de depósito de confiar bienes valiosos a completos extraños. Dejamos nuestros vehículos a aparcacoches en garajes, nuestra ropa en tintorerías de barrio, nuestros abrigos en guardarropas, nuestro equipaje a las aerolíneas, mercancía valiosa a transportistas. En estos casos, esperamos que nuestra propiedad nos sea devuelta. ¡Y casi siempre es así! Si no es así, la confianza del público en el defraudador se desvanece y rápidamente van a la quiebra. Igualmente, los emisores de moneda solo prosperarían cuando la gente confiara en su integridad, que mejoraría con auditorías externas regulares por empresas de prestigio de la existencia de reservas al 100% para respaldar los billetes de la moneda emitida. ¡Qué distinto sería esto de nuestro actual sistema en el que la Fed no permitiría una auditoría de sus reservas de oro aunque se guarde en beneficio de otros bancos centrales! Está claro que en un sistema monetario de libre mercado en el que los bancos privados puedan emitir sus propios billetes, esa política desplazaría fuera del mercado a los billetes de la Reserva Federal por falta de demanda. Aunque la Fed respaldara sus billetes con sus reservas de oro, en un mercado totalmente libre en el que los bancos privados pudieran emitir sus propios billetes respaldados por oro, la Fed sufriría por su historial de patente envilecimiento de la moneda y secretismo en sus operaciones. El mercado preferiría el dinero emitido por un banco privado respetable cuyas operaciones sean transparentes y estén sometidas a auditoría externa por empresas contables respetables.

Conclusión

En un entorno de dinero fuerte, todos entienden la teoría monetaria. El dinero como cualquier otro producto deseado, excepto en que no se consume. Es un medio de intercambio indirecto, que los comerciantes aceptan para intercambiar por otra cosa en un momento posterior. Esto se entiende fácilmente, sea el comerciante, un niño, un padre, una empresa o una nación. Uno tiene dinero o no lo tiene. El dinero puede ser un sustitutivo de la moneda, un depósito, con el que uno puede reclamar la redención del dinero real, el oro. Los emisores de dinero deben mantener reservas del 100% frente a sus sustitutivos del dinero para cumplir con el derecho mercantil y penal. No son necesarias agencias o autoridades monetarias para hacer que funcione el sistema. El sistema aparece naturalmente y se regula mediante el sistema legal mercantil y penal ordinario.

Este es el sistema que el gobierno no quiere que tengamos, porque no proporciona favores especiales para aumentar el poder del estado. El dinero sólido encadena al gobierno a la voluntad del pueblo y no al contrario. Como decía Ludwig von Mises en La teoría del dinero y del crédito:

Es imposible entender el significado de la idea de dinero sólido si uno no se da cuenta de que fue pensado como un instrumento para la protección de las libertades civiles contra actuaciones despóticas por parte de los gobiernos. Ideológicamente pertenece a la misma clase que las constituciones políticas y las declaraciones de derechos.

 


Publicado el 20  de marzo de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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